El principal componente de la cebolla, con diferencia, es el agua, pues supone el 90 % de su composición. Por ello, sorprende que en el 10% restante encontremos tantos nutrientes y con tantas propiedades beneficiosas.
– Aceites esenciales, responsables de la mayoría de las propiedades de la cebolla que más adelante comentaremos, aunque también son culpables del molesto lagrimeo que sufrimos cuando la pelamos.
– Vitaminas del grupo B necesarias para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y del inmunitario; también vitamina E y C, con potente acción antioxidante.
– Múltiples minerales y oligoelementos como potasio, magnesio, fósforo, calcio, sodio y azufre entre otros.
– Aminoácidos esenciales.
– Fibra.